jueves, 29 de marzo de 2012

CAPITULO 11: "El Gran Escape"

Los años que Carolina estuvo involucrada en drogas pasó por todo tipo de especialistas que intentaron ayudarla y además fue internada tres veces en clínicas de rehabilitación para que dejara el consumo. A pesar de ser lugares que contaban con altísimas normas de seguridad, el ingenio de la joven siempre la ayudaba para escapar del encierro, eludiendo guardias, doctores y enfermeras.

Alonso había sido tomado preso por terminar con el sufrimiento de Raúl al causarle la muerte y permanecía encerrado en una celda donde era custodiado por dos militares que iban rotando día y noche. Emilia había aconsejado a la futura madre que continuara su viaje hacia el Bunker en el norte e incluso se había ofrecido como compañera para el resto del trayecto, sin embargo el deseo de Carolina era continuar el tramo con Alonso.

Cuando cayó la noche y gran parte del personal militar se encontraba en sus habitaciones durmiendo, la joven se levantó de su cama con cautela, avanzó por el pasillo que llevaba hasta las celdas y observó desde el marco de la puerta el panorama. Los militares de guardia se encontraban conversando animadamente, sin saber que la muchacha analizaba cada uno de sus movimientos. Inspeccionó con la mirada todo el entorno, descubriendo que sobre la mesa un manojo de llaves seguramente contenía la que abría la prisión del que fuera médico de Valle Azul.

Necesitaba generar una situación que sacara a los guardias de la vigilia, por lo que avanzó hasta un pequeño cuarto donde se almacenaban algunos víveres. Tomó papel, un poco de liquido para limpieza y sacando un fósforo de una pequeña cajita, le prendió fuego. Las llamas rápidamente dieron paso a un humo que salió al pasillo, activando las alarmas de incendio y generando al pánico al interior del recinto militar.

Los custodios de Alonso abandonaron su sitio, para ayudar a apagar las llamas, al tiempo que Carolina corrió hasta la celda del médico, quien rápidamente comprendió que el atentado había sido causado por ella para generar el escape. La joven tomó las llaves, temblorosa intentó varias veces hasta dar con la que abría el candado y cuando acertó, escuchó el grito de uno de los militares que había descubierto lo sucedido.

Sin dudarlo un momento el médico levantó la gruesa silla metálica y golpeó al militar, estrellándolo contra un mueble que provocó que cayera inconsciente. Corrieron a la habitación para tomar al pequeño Renato y escapar del lugar, que en cosa de segundos se había convertido en un caos por la posibilidad de que el fuego se extendiera y acabara con todo.

Los pasillos se llenaron de humo, el fuego alcanzó material inflamable incendiando una segunda habitación. Los militares accionaron los sistemas de emergencia, mientras daban ordenes para controlar el infierno desatado. Carolina y Alonso no eran prioridad cuando la base que concentraba toda su inteligencia militar estaba a punto de ser reducida a cenizas.

Ingresaron al dormitorio de la muchacha, descubriendo que el lugar donde dormía Renato ahora estaba vacío. Salieron con premura al pasillo, mirando en todas direcciones, hasta que de pronto, de forma instintiva Alonso miró a una de las cámaras.

Desde otra sala, donde el fuego no era un peligro, Emilia observaba al médico y Carolina a través de la cámara de seguridad. En sus brazos la hermana de Joaquín sostenía al bebé de Magdalena. Su expresión se encontraba congelada, mientras observaba la pareja que en cosa de segundos podía fallecer producto de las llamas. La decisión estaba en sus manos, podía salvarlos o dejarlos morir y quedarse con el infante con quien compartía el fuerte lazo de sangre.

...CONTINUARA


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