lunes, 2 de abril de 2012

CAPÍTULO 13: "El fin del camino"

Para Alonso y Carolina el que alguna vez fuese un apacible "Valle Azul" cada vez quedaba más atrás. Habían sido largas semanas de un intenso viaje en el que habían conocido la nueva Comunidad liderada por Emilia Arellano, hermana del fallecido Joaquín; Habían conocido un pueblo habitado sólo por niños, Carolina había sobrevivido al ataque de zorros salvajes y Alonso finalmente estaba libre, luego de ser acusado por causar la muerte de Raúl. En medio de la caótica aventura un sentimiento había florecido entre ambos, no era amor, pues ambos cargaban con el recuerdo de las personas que habían marcado su vida, pero sí era el paso anterior a este sentimiento. Un beso con el que Alonso le había devuelto la vida a la muchacha era el chispazo inicial para una pasión que tomaba cada segundo más fuerza.

Emilia le recordó a Carolina que aunque ella se encontraba sana de la enfermedad que había azotado al mundo entero, el contagio se produciría si la joven caía en los brazos del doctor, sin embargo esa noche, la última antes de llegar finalmente al bunker que tanto habían esperado, la joven se acercó al médico que miraba las chispas de una fogata, absorto en sus pensamientos.

Fue el momento en que ambos se sinceraron respecto de sus sentimientos. Carolina sentía miedo de que Alonso siguiera amando a Magdalena, pues ya en el pasado había sucedido que aún cuando él la creía muerta, su corazón no había dejado de latir por su recuerdo. Esta vez era diferente, le aclaró, pues contrario a lo sucedido 3 años atrás, esta vez la había visto morir en sus brazos; La ocasión anterior la esperanza de que ella siguiera viva era lo que lo había mantenido atado.

Carolina y Alonso unieron sus labios en un tierno, dulce y pausado beso. El médico tomó el rostro de la muchacha con ambas manos, desesperando por devorar su boca y desatar la pasión que estaba latente para ambos. La muchacha sintió el calor interno que la recorría de pies a cabeza, dejó que el doctor besara su cuello y descubriera su hombro para besarlo con intensidad. El momento de consumar lo que ambos querían estaban a sólo segundos, hasta que la muchacha repentinamente se detuvo revelando finalmente al doctor las razones de su rechazo.

"¡Emilia está mintiendo"! replicó Alonso a la muchacha, seguro de que esta era sólo una mentira de la Gurú para mantenerlos alejados. Carolina estaba confundida, insegura respecto al cómo actuar. Los gritos de la pelea despertaron a la hermana de Joaquín, quien rápidamente se apersonó para defender la tesis que marcaba la gran limitante para que Alonso y Carolina pudieran estar juntos. Alonso la enrostró, estaba seguro que su sangre Arellano portaba la misma locura y maldad que había llevado a tristes desenlaces a su padre y hermano. Violento empujó a la líder, haciendola caer al suelo y se alejó buscando calmar sus ánimos sulfurados. La reacción aireada fue la que la mujer de intensos ojos verdes usó para que Carolina se diera cuanta los estragos que causaba la enfermedad en quienes la padecían. En el silencio, Carolina ocultó sus inseguridades.

Lo que hasta ahora habían nombrado como "Bunker" en realidad era una Colonia de inmunes a la enfermedad que había acabado con un gran porcentaje de la Comunidad mundial. La van militar manejada por Emilia estaba a poco kilómetros de llegar a destino y en el interior del vehículo la tensión entre los ocupantes era evidente luego del episodio de la noche anterior.

Un gran portón metálico era el único acceso a un sector cercado con gruesas y altas paredes de concreto. Los recién llegados descendieron del vehículo, siendo recibidos por militares que custodiaban la entrada y que reconocieron a Emilia apenas la vieron bajar. Les dieron la bienvenida, abriendo las puertas para permitirles el ingreso.

La Colonia era un lugar de ensueño. Un verdadero oasis en medio del desierto. Tras las gruesas paredes se desplegaba un trozo del cielo en la tierra. Una gran laguna artificial permitía que creciera abundante vegetación alrededor de ella. Animales pastaban y corrían libres, conviviendo en paz con la población que vivía en rusticas casas de madera que, a pesar de su apariencia sencilla, eran muy cómodas y funcionales. A pesar del aspecto antiguo del lugar, la tecnología abundaba, pues era la herencia de lo alcanzado por la sociedad hasta este momento y el único signo de que este seguía siendo el siglo XXI.

Avanzaron para ingresar, pero fue entonces cuando los guardias pusieron sus armas para impedir el paso de Alonso. El médico reaccionó con sorpresa, sin entender porque la negativa al ingreso. Emilia recibió la pregunta de uno de los oficiales, antes de confirmarle con un movimiento de cabeza y un certero "Sí, él está contagiado".

El rostro de Carolina se desencajó al darse cuenta que Alonso no podría ingresar junto a ella. Comenzó a llorar, a suplicar a todos quienes la escuchaban que lo dejaran entrar con ella. Que era su amigo, la única persona que le importaba en la vida. Fue el momento en el que el padre de la muchacha se le unió desde el interior para recibirla y darle contención.

Alonso miró a Carolina, mientras la futura madre era inevitablemente llevada hacia el interior por los militares, a pesar de que sus piernas se doblaban como si fueran de lana, resistiéndose. Emilia se acercó al doctor, poniendo su mano con suavidad sobre el antebrazo de él. Alonso hizo un movimiento brusco, zafando del gesto.

- ¡¿Por que estás haciendo esto?! ¡¿Por que quieres quedarte con Carolina?!
- No es ella la que me interesa... -Concluyó Emilia con el misterio que la caracterizaba y cargando al pequeño Renato en sus brazos- Es el hijo que lleva en su interior por el que tengo que velar... Se terminó, Alonso. Desde ahora, no vas a poder acercarte a ninguno de ellos nunca más...

Las palabras de la mujer sonaron como un eco en la cabeza del médico mientras la veía ingresar al lugar. Desconocía sus planes, pero no podían ser buenos. Las gruesas puertas metálicas se cerraron herméticamente. El lugar al que tanto ansiaban llegar eran finalmente el que separaba a Alonso y Carolina para siempre. De fondo se escuchaban los gritos desesperados de Carolina, clamando por una ayuda que el médico ya no le podía dar.

...CONTINUARÁ


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