martes, 10 de abril de 2012

CAPÍTULO 15: "La Revelación"


Mayo del 2004 fue el año que marcó la vida de Emilia Arellano para siempre. El momento de su vida en que algo se rompió, marcando un antes y un después que, sin saberlo en ese momento, afectaría la vida de más de una persona.

Su vida era plena. Había conseguido un contrato donde el prestigio era similar en importancia a los millones que ganaría por su desempeño como Jefa de sección en un importante laboratorio médico. Había conocido a Maximiliano, un médico de quien se había enamorado desde el primer momento y con quien, luego de 5 meses de relación, tenían planes de un pronto matrimonio.

Los lazos con su familia estaban rotos de momento, sin embargo guardaba la esperanza de algún día poder restaurarlos. Maximiliano llenaba su vida. Cada mañana se aseguraba de sorprenderla con una nueva forma de demostrarle que la amaba, ya sea escribiéndolo sobre las tostadas con manjar o dejandole mensajes en el espejo del baño que aparecían con el vapor de la ducha.

Eran, a ojos de todos, la pareja perfecta. Enamorados, exitosos y con un futuro esplendoroso por delante, y lo formalizaron una fría mañana de Abril cuando se convirtieron en marido y mujer, sin embargo una semana después que la pareja diera el sí frente al altar, sus sueños se vieron truncados. Maximiliano acababa de recibir la invitación para hacerse cargo de la Dirección de una clínica que estaba pronta a inaugurar, pero no era el único candidato para el puesto.

Insistió mucho para conocer el nombre de la otra persona que aspiraba a quedarse con la dirección, sin embargo sus futuros empleadores se negaban, por ética, a decir de quien se trataba. Obsesionado Maximiliano logró dar con el nombre del médico y en un afán por conocer a su rival, encontró la dirección del postulante, decidido a hacerle una visita para conocer al enemigo.

Esperó pacientemente en las afueras, ya que el domicilio se encontraba vacío. Mientras lo hacía una tonelada de pensamientos se agolpaban en su cabeza. La mujer de la que se había enamorado era tremendamente exitosa y él, recientemente convertido en su esposo, necesitaba conseguir el nuevo puesto para estar "algo" a la altura de ella. Se sentía presionado, más aún, angustiado por ser alguien que pudiera ofrecer todo lo que, él sentía, la bella pelirroja necesitaba.

Pasada la medianoche un auto irrumpió en la calle con gran escándalo y entonces, frente a la casa cuyo domicilio Maximiliano tenía anotado en un papel, descendió Alonso Montero, el médico que por esos días aspiraba a ganarle en la competencia por ser director de la clínica a inaugurar. Su estado era de intemperancia, había estado bebiendo durante horas, victima de una fuerte depresión gatillada por el stress. Maximiliano no perdió la oportunidad de sacar la cámara fotográfica que llevaba consigo para registrar al médico manteniéndose apenas en pie.

Alonso reaccionó con el flash de la cámara y sin conocer las razones del improvisado paparazzo, se lanzó en la carrera por quitarle las fotos. Maximiliano corrió, con la energía de un hombre que no estaba bajo los efectos del alcohol. Alonso, por el contrario, tuvo que montarse en su vehículo para perseguirlo.

Los reflejos del hombre que luego se enamoraría de Magdalena eran deficientes, su visión borrosa y aunque lanzaba miradas en todas direcciones, no lograba encontrar a Maximiliano, hasta que lo vio de frente a su vehículo, encandilado por las luces, ya sin oportunidad de escapar.

El auto no sólo golpeó al hombre que Emilia tanto amaba, además pasó por encima de él, causándole la muerte inmediata. Alonso, cuya borrachera ni siquiera se espantó con el violento incidente, bajó del auto para darse cuenta que sobre la gran posa de sangre, un desconocido acababa de fallecer.

Los meses posteriores Alonso vivió en el encierro de su hogar, sin ánimos de salir, ver la luz del día, ni socializar. Dejó la postulación al puesto que tanto quería y ayudado por un excelente abogado, logró escapar de los cargos que se le imputaban como homicida, a pesar de esto, todo en Santiago le recordaba al hombre que había matad,o por lo que decidió irse de la ciudad.

Investigó algunas cosas del hombre al cual le había arrebatado la vida, enterándose que se había casado recientemente con una mujer que, tras el fallecimiento, había decidido volver a su pueblo natal, una pequeña localidad del norte llamada "Valle Azul".

Alonso viajó hasta el lugar, queriendo encontrar a la mujer de la cual sólo conocía el apellido de casada, sin embargo no pudo dar con su paradero. Por el contrario, encontró una oportunidad de empezar una nueva vida en el apacible poblado al saber de una vacante en el consultorio de la zona.

Los años pasaron, haciendo que el médico olvidara el nombre de la mujer que quería encontrar, sin embargo Emilia no olvidó nunca el nombre y el rostro del hombre que le había quitado a la única persona que había amado más que a su propia vida y cuando lo vio aparecer en la Comunidad que había fundado, lo reconoció de inmediato.

Es más, cuando le nombró "Asesino", no se refería a la muerte que le causaba a Raúl, finalmente podía culparlo en la cara por lo que había hecho a Maximiliano y que nunca, jamás, pudo superar.

En la orilla de un acantilado el vehículo de Alonso estaba estacionado mientras en su interior el médico miraba el atardecer. Habían pasado 4 meses desde que había abandonado a Carolina en el refugio del Norte donde los inmunes a la enfermedad que azotaba al mundo estaba reunidos.

Un camión militar llegó hasta él, bajando del auto Emilia, determinada a informarle al médico que la hija de Carolina acababa de nacer. El médico tomó la noticia con tranquilidad, ya antes Emilia había logrado sacarlo del camino y pensaba que informarle del nacimiento era sólo un mécanismo de tortura.

- Ya no tengo necesidad de protegerla de ti... -Concluyó con la serenidad que la caracterizaba la hermosa colorina- ...Su hija nació, está bien y Carolina quiere verte...

Alonso miró a la mujer que le generaba seria desconfianza, por el lazo de sangre de quien fuese su mayor rival, pero volver a ver a Carolina era algo que había esperado cada día desde que la había dejado atrás.

Emilia lo invitó a volver con él al refugio y, quizás, intentar tener una relación con la joven que las últimas semanas había anidado sentimientos por su persona. Alonso lo pensó un momento, antes de finalmente aceptar. Se montó en el vehículo militar, de regreso al lugar que había abandonado. Emilia lo observaba por el espejo retrovisor, sin dejar de recordar por un segundo que trasladaba al asesino del amor de su vida...

Era un acto de extrema generosidad... ¿O la antesala a un delicado y preparado plan de venganza?

CONTINUARÁ

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