martes, 6 de marzo de 2012

CAPÍTULO 1: "El Minuto siguiente"

El líder de la Comunidad se encontraba tirado de espalda, muerto, con un impacto de bala en la frente, en la entrada de la Secta que había formado con la promesa de albergar a quienes quisieran salvarse del fin del mundo. Su cuerpo llevaba algunos minutos de fallecido, pero el calor del Norte de Chile había secado la sangre que brotaba de su herida. Un roedor se acercó tímidamente, olfateando el cadáver antes de subir por la pierna, recorriendo el abdomen hasta llegar a la barbilla del líder, que mordió buscando alimento.

Un grito espantó al pequeño roedor, haciéndolo escapar con prisa. "¡Joaquín!" retumbó por todo Valle Azul, cuando Milagros encontró al hombre que durante años había torturado a su hija y gritó, mezclando la sorpresa y el alivio, al ver que el hombre que tanto había dañado a su familia finalmente estaba muerto.

Del interior de la Comunidad emergió Alonso, el médico del pueblo, cargando un pequeño bebé en sus brazos. El hijo del líder y la mujer que ambos amaron. Los ojos del doctor estaban cargados de lágrimas, mientras emocionado abrazaba al niño con apenas minutos de nacido, avanzando hacia Milagros, quien reconocía en el bebé a su segundo nieto.

- ¿Es... Es...?
- Si, Milagros... Es tu nieto.

Milagros recibió el bebé con cuidado, enterneciéndose con la mirada del recién nacido y aguantando las lágrimas para poder saludarlo. Recorrió el rostro del bebé con un dedo, suave, cálida, con amor de abuela.

- Mi amor, eres tan lindo... Igualito a mi Magdalena cuando nació... -La mujer levantó la mirada para preguntarle al médico con repentino interés- ¿Cómo está Magdalena?

Alonso reaccionó con sorpresa, su sonrisa se borró, al no entender la razón por la que la mujer la hacía una pregunta que le parecía sin sentido.

- ¿Por que me pregunta eso, Milagros? Pregunteselo usted...
- ¿Está adentro?
- Milagros, por favor... Está aquí al lado mío.

El silencio de Milagros, provocó rápidamente el ejercicio mental de Alonso, quien consciente de la enfermedad que había azotado al pueblo, recordó que una de sus características era ver gente muerta. Sus ojos se cargaron de lágrimas, cubriéndose el rostro con fuerza, dimensionando el luto que se le venía por delante.

- No, Milagros, no puede ser... No puedo... No puedo pasar por esto de nuevo... Magdalena no... No puede estar muerta... ¡No puede haber muerto! ¡No!
- ¿Donde está? ¡¿Donde está mi hija?!
- Adentro... En la pieza... Murió después del parto...

La mujer, que recientemente había perdido a su nieto e hija, producto de sangrientos desenlaces, entregó nuevamente el menor al médico y avanzó con prisa a despedirse de la menor de sus retoños. El médico, una vez a solas, sosteniendo el bebé en sus brazos, se entregó a la tristeza con un llanto desgarrado.

- ¿Por qué, Magdalena? ¡¿Por qué te fuiste?!

El joven médico observó al bebé que desde este momento se convertía en su responsabilidad. Muchas veces el líder ahora muerto había asegurado que él sería el salvador del mundo cuando el final de los tiempos llegara, pero ese hecho ya estaba aquí, era parte de la realidad, la enfermedad y la muerte había azotado el pueblo y se expandía rápidamente por todo el planeta. Alonso comprendió que el niño que sostenía en sus brazos podía no ser un Salvador, pero era el único legado de la mujer que fue dueña de su corazón y sería su responsabilidad el tiempo que le quedara de vida. Un refugio en el Norte era la esperanza para los inmunes de la enfermedad y el médico, con una sentencia de muerte inminente, decidió iniciar el éxodo hacia ese lugar.  Milagros, afectada con la misma enfermedad, pero devastada emocionalmente, desistió de ir en la búsqueda de aquel lugar, esperando que el final de su vida le llegara en el pueblo donde siempre vivió.

Alonso inició de esta forma la que sería una larga caminata hasta llegar al bunker, pensando en las complicaciones que podrían presentarsele en el camino y sintiendo como su salud física y mental empezaba a deteriorar producto de los últimos episodios vividos. Sería una largo y solitario camino, pensaba una y otra vez en esto, hasta que la voz suave de una mujer joven lo llamó por su nombre. Carolina era la única sobreviviente de la matanza en la Comunidad, su cuerpo no había sido atacado por la enfermedad, era una mujer con muchos años por delante y la voluntad de restaurar su vida y ser feliz. Una muchacha que poseía fuerza y virtud y que desde este momento se convertiría en la compañía en el camino del médico.

Alonso tenía una misión y Carolina llenaba el vacío de la maternidad que había interrumpido cuando abortó  por voluntad del líder. El médico llevaría al hijo de Magdalena hasta un lugar seguro y aquí Carolina sería la madre que lo criara como si fuera suyo. Era el inicio de una larga aventura, una aventura que ahora vivirían juntos....

...CONTINUARÁ

4 comentarios:

  1. Que bueno este final, me esperaba más este que el real visto anoche. Excelente!

    ResponderEliminar
  2. ¡Gracias!
    Sólo que este no es un final... ¡Es un comienzo!
    El segundo capítulo... "P R O N T O"

    ResponderEliminar
  3. Me hace mucho más sentido este final, sigue la misma linea de la historia, aunque falta saber que pasa con la enfermedad, si tiene o no cura, estaremos atentos a los próximos capítulos.

    ResponderEliminar
  4. Efectivamente en los próximos capítulos se conoce el origen de la enfermedad y su ¿Cura?

    ResponderEliminar