jueves, 16 de agosto de 2012

CAPÍTULO 23: "La Última Jugada de Emilia"

 

La arena se había vuelto dura como una piedra por la ausencia extendida de agua, formando grietas profundas, marcando un paisaje que se perdía en el horizonte de desolación y aridez. Los suaves rayos de luz de un día que comenzaba parecieron ser la señal para que de uno de estos orificios emergiera tímidamente un alacrán de la variedad "alacrán azul", originario de Cuba, que misteriosamente habitaba actualmente en el desierto peruano. 

De pequeñas dimensiones y un color morado, el pequeño avanzó desde su escondite hasta un tronco donde se perdió nuevamente de vista, camuflándose con la sombra que proyectaba el trozo de madera seca, resguardándose de la llegada de un vehículo militar que se acercaba cada segundo más y que pasó de largo por la carretera, con un único destino cada vez más cercano.

Carolina y Alonso habían completado tres días sin dirigirse palabras. Las últimas las habían dicho en una extensa conversación en la que habían verbalizado sus recientes experiencias que mezclaban la fantasía con la realidad, en la que ella había visto a su primer amor y Alonso, victima de la enfermedad que azotó al mundo, creyó que su amada Magdalena estaba de vuelta. El recuerdo de sus respectivos amores habían puesto en re evaluación lo que sentían el uno por el otro.

Emilia se sentía gozosa por la parte de responsabilidad que le correspondía en este distanciamiento de la pareja. No era su primer intento por separarlos, pero parecía ser el definitivo. Cerró los ojos y disfrutó la brisa del viento en su rostro, mientras el vehículo militar avanzaba por el desierto, acercándose en cada segundo a un imponente cubo de cemento que se veía a lo lejos, en medio del desierto.

El equipo llegó hasta el misterioso cubo, deteniendo el vehículo junto a la entrada. Emilia se inclinó, afirmándose del respaldo del asiento del co-piloto, mientras su rostro se iluminaba.

- Llegamos - Concluyó- Es aquí donde está la cura a tu enfermedad... -Afirmó al Doctor Montero

Alonso tomó la manilla, ansioso, presto a bajarse de un salto, pero la mano de la hermana de Joaquín lo detuvo, con firmeza.

- ¡Espera!

Emilia miro a Alonso intensamente, antes de advertirle que tuviera mucho cuidado en donde diera el primer paso. Sin entender, el médico se echó hacia atrás, mientras Emilia abría lentamente la puerta y un ensordecedor zumbido comenzaba a inundar el interior del vehículo. Fuera de este una multitud de alacranes azules rodeaban el auto, impidiendo el caminar entre ellos. Emilia tomó una botella con dispersor y tras presionarla con furia, lanzó un gran chorro de combustible que exaltó a los alacranes que fueron tocados con el liquido, antes de tomar una caja de fósforos de la que extrajo uno que encendió y lanzó fuera para abrir un camino hacia el cubo de cemento.

Carolina abrazó a su pequeña hija con un brazo, haciendo lo mismo con Renato con el otro. Los apretó atemorizada, mientras Emilia ordenaba que sólo ella y Alonso irían hacia la edificación. Algunos alacranes se retorcían y reventaban por las llamas, pero el fuego que flameaba en el suelo espantaba al resto, despejando un camino hacia el misterioso cubo que, contrario a lo que se podría esperar, no presentaba puerta de acceso.

Emilia confesó. El veneno del alacrán, usado por algunas personas para el tratamiento del cáncer, resultaba ser efectivo para tratar el hasta ahora llamado Virus T. Alonso, ansioso por aplicarse el antídoto con prisa, exigió a la gurú que le dijera como abrir al cubículo de cemento para acceder al laboratorio, pero ella sonrió con ironía. No existía laboratorio, el cubículo de cemento no era más que una especie de camilla/altar gigante donde recostarse para recibir el ataque de los alacranes hasta que el veneno curará completamente la enfermedad.

Alonso no tenía más alternativa que confiar, por lo que tras una larga pausa de silencio, accedió a que Emilia diera la orden para que se llevaran a Carolina lejos de ahí. Un militar cerró la puerta del vehículo y mientras la madre de la pequeña Eva pegaba ambas manos en el vidrio para mirar a Alonso por última vez, le suplicó con la mirada que no siguiera las ordenes de la hermana de Joaquín Arellano.

- No va a irse hasta que tú se lo digas... -Afirmó Emilia.

Carolina contenía las lágrimas, mientras miraba a Alonso rodeado de los alacranes que se erizaban, ansiosos por atacar. Alonso levantó la mano con suavidad y tras un leve temblor, la agitó dando la orden al vehículo que se alejara. La camioneta militar lentamente comenzó a alejarse.

Alonso miró a Emilia, esperando instrucciones y fue entonces cuando la enigmática pelirroja de penetrantes ojos color cielo, le indicó que subiera al cubo de cemento, se acostará de espaldas y esperara. Montero accedió, temeroso que en la búsqueda de un remedio encontrara la muerte.

Emilia tomó la botella con combustible y lanzó un segundo chorro para provocar que los alacranes se esparcieran, subiendo por la construcción de concreto a toda prisa. Empezaron a rodear al médico, que apretaba los puños con fuerza. Alonso miró a Emilia, cuyo rostro se transformaba, borrando su sonrisa y tensando su semblante.

- ¿Y tú? También estás enferma... -Dijo Alonso- ¿Vas a venir?
- Yo no tengo nada... -Respondió Emilia, despejando de forma definitiva la duda si había tenido contacto sexual con Alonso- Jamás podría acostarme con el hombre que mató al amor de mi vida.

Alonso reaccionó con sorpresa, tomando consciencia que la hermana de Arellano llegaba al punto culmine de la venganza que por meses había preparado. Quiso ponerse de pie de golpe, pero el movimiento brusco sólo logró hacer reaccionar a los alacranes que rápidamente saltaron sobre él, atacándolo con violencia.

Montero se agitó con fuerza, tomando algunos de los bichos y lanzandolos con fuerza, a pesar de que el aguijón ya estaba clavado en su piel y el veneno penetrando su flujo sanguíneo. Los ojos de Emilia se cargaron de lágrimas, mientras observaba al Médico extinguiéndose lentamente hasta quedar completamente inerte sobre la roca de cemento...

"Los Últimos Días"
Conclusión Final en el Siguiente capítulo

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